1.1. Somos animales emocionales producto de la evolución
Como animales hemos estado indivisiblemente unidos al territorio y en los albores de la humanidad fue éste el que determinó los grandes cambios evolutivos en la Conducta Humana.
Rememorando brevemente nuestro origen homínido hace 8 millones de años atrás, podemos recordar que en África había selva de borde a borde, el lecho oceánico estaba en movimiento cambiando la faz de la tierra con choques submarinos en lo que es actualmente Asia y el territorio de India.
El “Orrorin” usaba manos y pies como los monos actuales; por el raleo de los árboles, sus caderas y los huesos de sus piernas comienzan a evolucionar y se ven obligados a bajar de las alturas de las copas, al encontrarse con espacios sin selva que les impedía seguir viajando del mismo modo. Se ven obligados a caminar lo que es más eficiente hacer en 2 piernas y estando erectos con lo cual las hembras pueden criar mejor a sus bebes, generando el bipedismo, 1er gran salto evolutivo en nuestra Conducta. Desde entonces hasta nuestros tiempos han transcurrido millones de años y muchos homínidos poblaron la tierra avanzando lentamente en el perfeccionamiento de este modelo biológico del que disponemos en la actualidad.
Existieron muchas variedades de los homínidos desde el Orrorin incluída Lucy (3.5 millones de años) encontrada en Etiopía; estuvieron los vegetarianos Boisei (2.5 millones de años) exterminados por los cambios medioambientales que disminuyeron la comida, sus contemporáneos los Homo Hábilis con grandes cerebros por su ingesta de carne e incluso carroña y que desarrollan las primeras herramientas y ejercen liderazgos de grupo para organizarse en la obtención de comida, el Homo Ergaster que desarrolló las primeras habilidades sociales de alianzas estratégicas para la obtención del poder (1.75 millones de años) y el asesinato de otros “por sospecha”. El “Heidelbergensis” con cerebros tan grandes como el nuestro que existió hace 400.000 años atrás en África con conductas sociales complejas como el cuidado de los otros a través del uso de yerbas medicinales.
Hace 140.000 años se producen nuevos cambios en la tierra, el mar desciende 150 mt., había pequeños casquéeles verdes que comienzan a desaparecer. Las selvas africanas se convierten por los cambios climáticos en el actual Sahara. Aparece la denominada “Eva negra” que habitó entre los ríos Tigres y Eufrates, cuyos genes fueron el único código mitocondrial que se ha conservado hasta nuestros días. Se han comparando los genes europeos, asiáticos y americanos actuales comprobándose que el patrón mitocondrial se remonta al África al mismo código genético de esta mujer. (Existen 3 teorías: que el hombre surgió simultáneamente en 3 partes de la tierra o que todos descendemos de la Eva negra.)
Los contemporáneos de esta “Eva”, están al borde de la extinción por las condiciones climáticas de desertificación. Logran sobrevivir solo por un cambio en el cerebro, comienzan a IMAGINAR, anticipándose al futuro guardando agua en huevos de grandes aves. Sobrevive esta mujer y en 7.000 generaciones sus descendientes abandonan África y llegaron a todos los confines del mundo. Los arqueólogos dicen que deambulaban errantes, comerciaban, enterraban a sus muertos y manifestaban Conductas de comprensión de lo que significaba pasado y futuro.
Los que sobrevivieron al cruce del mar llegaron a tierras vírgenes, las playas de Yemen que estaban vacías. Los recursos costeros eran mejores, era un territorio verde y fértil y había caza. Probablemente eran máximo 250 personas con familias de 5 a 20 personas. Algunos fueron al Este y otros al Oeste y nunca más volvieron a encontrarse. 6.000 años después llegaron a Malasia se quedan y comparten el territorio con animales salvajes. La evolución de estos millones de años buscó siempre la mejor respuesta biológica para la perpetuación de la especie, generando mecanismos fisiológicos adaptativos para utilizar la energía y la biología de manera óptima para la preservación de la vida como veremos se mantienen hasta nuestros días. Estos mecanismos son autónomos y no responden ni a la voluntad ni a la razón.
2.2.La biología de nuestra conducta
La naturaleza dotó a los seres humanos de herramientas para la mantención de la vida a través de los cuáles su energía y potencial físico era transformado y puesto al servicio de la mejor Conducta como respuesta ante la amenaza del tigre. Esta respuesta desencadena todos los procesos emocionales y fisiológicos necesarios, preparando al “animal –hombre” para la defensa de supervivencia a través de la huida o la lucha con el enemigo que lo amenaza, produciendo en forma instantánea los cambios fisiológicos adaptativos como:
· Reducción la sensibilidad al dolor para que las posibles heridas no le impidan defenderse.
· Se retira la sangre de la superficie del cuerpo para que el sangrado no sea excesivo al ser herido (por eso la palidez del rostro en respuesta de estrés).
· Se acelera el ritmo cardíaco
· Se tensan los músculos principalmente de las extremidades para preparar la huida o la defensa de ataque.
· Se “cierran” e inactivan todos los sistemas biológicos que no son necesarios de usar para la huida o la lucha como por ej. Digestivo, inmunológico paralizándose las funciones de nutrición y renovación celular etc. Porque todo el cuerpo está al servicio de mantener la supervivencia respondiendo al estrés amenazante.
Esta respuesta de activación se produce ante todos los estímulos que nos sobrepasan (que en la actualidad ya no es el animal salvaje sino son mayoritariamente resultado de ambientes laborales tensos o relaciones personales complicadas).
Estos estímulos son transmitidos por la médula y el tronco cerebral al hipotálamo proviniendo tanto de amenazas externas como por emociones fuertes o por estímulos provenientes de los órganos de los sentidos que activan “recuerdos archivados” en el subconsciente, (un olor, un sonido o el rostro de una persona que se parece a alguien que nos generó un impacto profundo) activan el sistema límbico, en especial la amígdala que inerva en forma directa al hipotálamo transmitiendo la información por esta vía en forma más rápida que la que se transmite al sistema cortical. Esto hace que la respuesta fisiológica sea más rápida que el “pensamiento” racional, en otras palabras el cuerpo reacciona antes que nuestro pensamiento.
Esta respuesta fisiológica de estrés también se conoce en las Neurociencias como de “huida-lucha-congelamiento” o “respuesta de alarma del Simpático”, identificando las transformaciones que se producen en el cuerpo del “animal- hombre” para manifestar Conductas de defensa, huida o ataque que le permitirán mantener la vida y que son comunes con la mayoría de los animales de la escala filogenética, produciendo en forma instantánea los cambios fisiológicos adaptativos ya descritos.
Los efectos del estrés ocasional es fácilmente regulado por el cuerpo a través de las respuestas de calma y relajo que produce el Sistema Parasimpático que hace que el cortisol liberado por la corteza adrenal vuelva al hipotálamo y la glándula pituitaria inhibiendo la liberación del ACTH. (*2). Produce también una liberación de péptidos opioides que inhiben el dolor, (gatillo natural de la respuesta de estrés) e impide la reactivación simpática. También induce a un estado de bienestar, amplifican la función inmune, contrarrestando la previa supresión del sistema inmune durante la respuesta de estrés y desactivando todos los sistemas de respuesta al estrés.
2.3 Diseño de nuestra conducta
La vida contemporánea nos demanda conductas y respuestas controladas y determinadas que no siempre estamos en condiciones de mostrar.
La conducta es una enmarañada mezcla de múltiples factores entre las que se encuentran: nuestras respuestas biológicas inconscientes y ancestrales, las respuestas condicionadas grabadas en nuestros primeros años por la interacción con nuestras figuras parentales y con el medio, la herencia genética, la interpretación que hace de la realidad la cultura y que nos es entregada través de los paradigmas invisibles, la historia familiar etc., todo lo cual construye un lente de determinado color que filtra toda la realidad y todas las experiencias para hacernos vivir “filtradamente” la vida y produciéndonos en muchos casos estrés por sentir que la situación nos supera.
El estrés sostenido en el tiempo que no puede ser liberado por el freno de las Conductas sociales aceptadas, tiene efectos sobre la salud que pueden ser devastadores porque entre otros efectos suprime el Sistema Inmune especialmente las células T, debilitándonos a los ataques virales o bacteriales. La acumulación de norepinefrina, epinefrina, cortisol que se liberan en grandes cantidades al torrente sanguíneo cuando hemos tenido un impacto en nuestra vida, genera efectos masivos sobre todos los sistemas fisiológicos y que como ya hemos dichos, está diseñada por la evolución para preparar al cuerpo para realizar la actividad musculo esquelética de huida a la mayor velocidad o defenderse. Además de la respuesta fisiológica esta la respuesta anímica emocional de angustia, miedo o tristeza que acompaña ese recuerdo impactante de nuestra vida que se archiva en el cuerpo, que nos hace reaccionar de maneras condicionadas por dichos archivos y en forma desproporcionada al estímulo que la recuerda.
Es en la amígdala cerebral, donde se archivan las memorias más profundas del miedo y de experiencias fuertes o traumáticas y es la que tiene mayor implicancia con los procesos de enfermedad. Es una memoria, implícita o somática que tiene que ver con recuerdos emocionales, la adquisición de hábitos y habilidades motrices y archivo de respuestas sensoriomotrices condicionadas, es inconsciente y extremadamente resistente al deterioro, especialmente si está ligada a información de alto contenido emocional (Van der Kolk, 1994).
Los estudios de Le Doux (1986) muestran que la amígdala “emocional” puede actuar independiente de la corteza (capacidad de raciocinio), preparando recuerdos sensoriomotriz y procidementales que se adquieren y almacenan en forma “irracional”. La intensidad del recuerdo dependerá del grado de activación que el contenido emocional de la experiencia provoca. Así la amígdala puede almacenar recuerdos e iniciar repertorios de respuestas motrices sin la participación de la conciencia, teniendo gran implicancia en este evento la secreción de masiva de neurohormonas en el momento del trauma y por lo tanto en la “sobre consolidación” de los recuerdos traumáticos. (Van der Kolk), haciendo que los recuerdos se guarden como sensaciones somáticas, cluster sensoriomotrices e imágenes que promoverán a respuestas conductuales y fisiológicas diversas según la significación que tome para la persona en el marco de su experiencia total de vida.(*)
Las neurociencias han estudiado cómo estos recuerdos traumáticos que han generado el estrés, se archivan en el cuerpo pulsando por el resto de la vida cada vez que las circunstancias de la vida nos ponen en un escenario parecido a las condiciones que generaron el archivo emocional. La respuesta biológica se desencadena más allá del control volitivo individual y mucho antes de que la razón intervenga. La reiteración de estas situaciones impactan especialmente en los “sistemas silenciados” en la respuesta de estrés y que como ya se dijo son fundamentalmente el inmune, digestivo, circulatorio.